Un legado de rigor académico y generosidad: Águeda Jiménez Pelayo
La Universidad de Guadalajara recuerda a la doctora Águeda Jiménez Pelayo como una de las académicas más influyentes en la historiografía del occidente de México y como formadora de generaciones de estudiantes que hoy son referentes en sus disciplinas. Su trayectoria combinó la pasión por el arte, la docencia y la historia, siempre con un sello de disciplina, claridad y compromiso universitario.
Nacida en Soyatlán del Oro, municipio de Atengo, Jalisco, el 16 de mayo de 1934, Águeda Jiménez fue una mujer adelantada a su tiempo. Su primera vocación fue la música, relató su sobrina, la doctora Celina Becerra Jiménez, también historiadora.
“Estudió piano con Tomás Escobedo, discípulo de José Rolón, al mismo tiempo que cursaba la Normal. Luego dio un giro decisivo hacia la historia, disciplina en la que se avocó el resto de su vida”, compartió.
Realizó estudios en la Universidad de Arizona, donde elaboró una tesis de maestría sobre el marino y explorador italiano Alejandro Malaspina, y en la Universidad de Nuevo México, bajo la guía del historiador Peter Bakewell, con quien investigó las luchas por la tierra en la frontera de Zacatecas y Jalisco. Todo ello con recursos propios y con una disciplina que marcó el rumbo de su carrera.
De regreso a México, contribuyó de manera decisiva a la vida académica regional: fue profesora en el Colegio de Jalisco y en la UdeG, participó en el primer doctorado en Ciencias Sociales del CIESAS–UdeG, fundó la Maestría en Historia de México y fue clave en la creación del Doctorado en Historia. Como docente, fue reconocida por sus métodos pedagógicos, programas claros y una enseñanza acompañada siempre de materiales de apoyo.
“Fue una académica con una enorme generosidad en la formación de nuevos historiadores, siempre abierta y que nunca negó compartir descubrimientos y hallazgos en el archivo”, recordó su sobrina, la doctora Becerra Jiménez.
Su investigación abarcó temas como la historia rural y de comunidades indígenas de la Nueva Galicia, así como estudios pioneros sobre el crecimiento urbano de Guadalajara y sobre su tierra natal, Soyatlán del Oro.
“Su capacidad para organizar la información, plantear rutas claras de trabajo y al mismo tiempo abrirse a nuevas posibilidades definieron su estilo de enseñanza en las aulas”, explicó.
La doctora Becerra destacó que la doctora Águeda provenía de una familia de mujeres pioneras: su abuela fue una de las primeras profesoras normalistas en Tepic y otra de sus tías fundó una escuela en Ameca.
“Ella formaba parte de una familia donde las mujeres se distinguieron porque cursaron estudios a niveles que en ese momento no eran usuales entre el género femenino, y porque desarrollaron su trabajo fuera de casa”, señaló.
En lo personal, mantuvo siempre un estrecho vínculo con su familia y con la música, a la que intentó volver en sus últimos años, reorganizando partituras y pensando en regresar al piano.
La Universidad de Guadalajara reconoce en Águeda Jiménez Pelayo a una universitaria con todas sus letras: rigurosa en la investigación, generosa en la enseñanza y entregada por completo a su Alma Mater.
“Fue una universitaria que se identificó plenamente con la institución y que hasta el final siguió pensando en sus alumnos. Una universitaria de corazón”, concluyó Becerra Jiménez.
Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“1925-2025. Un Siglo de Pensar y Trabajar”
Guadalajara, Jalisco, 13 de octubre de 2025
Texto: Adrián Montiel González
Fotografía: Celina Becerra Jiménez
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