Contaminación lumínica complica observación astronómica en la ciudad

Astrónomo recomienda emplear distintos tipos de luces y redireccionar las luminarias para preservar el cielo oscuro

Fuera de la atmósfera, millones de estrellas, planetas y galaxias brillan con sus diferentes formas, enviando rayos de luz que ofrecen un espectáculo para los ojos; sin embargo, en la actualidad cada vez es más raro contemplar las maravillas del cielo nocturno en las ciudades debido a la creciente contaminación lumínica.
 
En Guadalajara existe poca visibilidad del cielo nocturno debido a la cantidad de luz que la ciudad emite hacia arriba, lo que complica la observación astronómica, lamentó el doctor Alejandro Márquez Lugo, investigador del Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
 
El investigador explicó que la contaminación lumínica es el exceso de luz en horas de sueño y es un factor que afecta el ámbito científico, pero también puede repercutir en el sector económico o en la salud humana y animal.
 
“Ver nebulosas y más estrellas es muy complicado con telescopios en la ciudad; en cambio, si tuviéramos nuevas luminarias y leyes que protegieran el cielo podríamos ver más detalles en el cielo”, mencionó el científico.
 
Márquez Lugo dijo que en la ciudad existen luminarias que alumbran en todas direcciones, cuando lo ideal es que la luz sea emitida sólo hacia abajo para iluminar el suelo y minimizar la luminosidad que pueda ir en dirección al cielo.
 
Además, consideró que las luminarias de las ciudades deben de optar por una luz amarilla, en lugar de utilizar luz blanca, debido a que esta última contiene componentes de luz azul que pueden alterar el sueño de las personas.
 
“Estamos acostumbrados a usar una luz súper blanca que tiene un componente de luz azul, que nos perturba los ritmos circadianos, que son los ritmos naturales de luz-oscuridad con los que dormimos”, puntualizó.
 
El uso de luz amarilla también podría implicar un ahorro de energía y recursos económicos, por lo que invertir en luminarias que sólo alumbren el suelo y se enciendan con sensores de movimiento representaría una oportunidad para mejorar la observación astronómica en la ciudad, dijo.
 
“Los niños, a la hora de ver el cielo y mirar a las estrellas se impresionan, esto no ayuda a promover las carreras científicas, porque un niño que ve las estrellas es un niño que tendrá curiosidad por el cielo y quizás en un futuro estudie física, matemáticas, química o ingeniería”, recalcó Márquez Lugo.
 
Alcances del turismo astronómico
El astrónomo del IAM compartió que en otros países ya se han implementado leyes que regulan la contaminación lumínica. En las Islas Canarias, en España, existen legislaciones que buscan minimizar la emisión de luz en la noche, lo que beneficia la observación astronómica de los grandes telescopios instalados en la región.
 
“Digamos que los ojos de la Tierra con los que miramos el universo están en las Islas Canarias, por eso ellos hicieron una ley para proteger el cielo nocturno; además de que se protege para la investigación científica, se protege para el turismo astronómico”, aseguró.
 
En esta área existe una oportunidad de detonar el turismo, dijo, y agregó que también en el norte de Chile y en Málaga, España, hay leyes que buscan proteger la oscuridad del cielo, debido a que en esas regiones también existen telescopios.
 
A pesar de que en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) existe demasiada contaminación lumínica, Márquez Lugo estimo que municipios como Atemajac de Brizuela han hecho un buen trabajo al promover actividades de observación astronómica. Tequila también podría explotarse como una opción de turismo astronómico, dijo.
 
“No podemos estar como ‘boca de lobo’, sí necesitamos lámparas, pero que cumplan con las características para que sean seguras y nos permitan mirar el cielo; que tengan iluminación amarilla, apunten hacia abajo, sean ahorradoras y se les dé mantenimiento”, concluyó el investigador de la UdeG.
 
 
 
 
Atentamente
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Guadalajara, Jalisco, 2 de enero de 2023

 
Texto: Pablo Miranda Ramírez
Fotografía: Cortesía Internet