Alfredo Castro, creador de un tercer cuerpo para poder actuar
A lo largo de casi 40 años Alfredo Castro tuvo que transitar por muchas de las técnicas de actuación hasta llegar a una teoría personal que le ayuda a hacer su trabajo efectivo, que incluso le permite soportar emocionalmente lo que implica dar vida a cualquier personaje. Esto lo logra a través de pensar que crea un tercer cuerpo.
“Actuar es, para mí, el deseo vigoroso de pensar otro cuerpo. Con ese tercer cuerpo me salgo de la locura. Yo al otro cuerpo le puedo decir ‘Hasta aquí’; ya no entiendo otra manera de acercarme al personaje que es tratándolo como personas, seres humanos con imaginarios que yo abordo desde lo político o lo emocional”.
Esto explicó el actor chileno durante la master class que impartió este jueves en la Sala 3 del Conjunto Santander de Artes Escénicas, durante la edición 39 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).
Algunos de los personajes emblemáticos a los que Castro les ha prestado su cuerpo para existir son el de la Loca de enfrente, en Tengo miedo torero (2020); el padre Vidal, en El Club (2015), por el que recibió el Premio Fénix por mejor actuación masculina y Raúl Peralta, en Tony Manero (2008).
Actualmente el multipremiado actor presenta la película El ladrón de perros (2024), que compite en mejor Largometraje Iberoamericano de Ficción en el presente FICG. “No ha sido fácil para mí comprender mi oficio. He vivido conflictos del plano ético, de interpretación y desde donde yo puedo hablar”, confesó Castro.
“En estas historias y películas con mis personajes me ha correspondido pensar más que interpretar. Y así, modificar un cuerpo de ficción, ser un sujeto que ficciona una vida; pensar y vivir sus dolores, sus batallas y preguntarnos dónde nos duele la vida”, recalcó.
Para lograr sus interpretaciones, precisó, el actor o la actriz habrán de posicionarse en lo que es real, “en ese instante donde se acaba la palabra, se fatiga el cuerpo y donde ya no se puede expresar en palabras lo que se vive; yo me instalo ahí”.
Apuntó que uno de sus personajes más difíciles fue el que hizo en El Club, donde interpretó a un sacerdote pedófilo. “Es algo que me transforma, yo no tengo acceso a ese malestar mental. Me tocaba defender a un depredador pedófilo”.
“Tuve que transitar a ese cuerpo que estaba escrito en un guion o en la cabeza de Pablo Larrain, el director del filme. No soy yo y tampoco el cura, entre los dos creamos otro ser; entonces, aquí hay cuerpo para ello”, recalcó.
Sobre su papel de la Loca, una mujer trans inmersa en la dictadura chilena en Tengo miedo torero, basado en un original de Pedro Lemebel, se dijo satisfecho de que al haberse estrenado en pandemia, en una noche la vieron 300 mil personas vía streaming.
“A la gente le gusta la película por su relato amoroso, y trasciende al hecho de ser o no ser gay o travesti. Me parece importante ese difuminar, borrar la frontera de la sexualidad etérea”.
Dijo que es político el discurso del cuerpo que permite transformar a alguien. “Tengo la certeza de que las películas sí son capaces de transformar a la gente”, relató.
Añadió que, para él, actuar es un impulso de vida. “Cuando actúo es francamente como si de verdad entrará en la vida; la voz de ‘acción’ es una amenaza y afirmación de que ahí mandará la rebeldía y la resistencia”
Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“30 años de la Autonomía de la Universidad de Guadalajara y de su organización en Red”
Guadalajara, Jalisco, 13 de junio de 2024
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Edgar Campechano Espinoza
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