Exitoso el Programa Universidad Incluyente durante los últimos tres años
La Universidad de Guadalajara es una institución más incluyente que hace seis años, pues además de adecuar parte de sus espacios físicos para las personas con discapacidad, ha trabajado en la sensibilización de su personal y alumnos a fin de erradicar conductas discriminatorias y apreciar las diferencias, según afirmó la Jefa de la Unidad de Inclusión, de la Coordinación General de Extensión, doctora Miriam Cárdenas Torres.
“Ha sido una administración exitosa, por todo lo que se ha impulsado en el Programa Universidad Incluyente (PUI) en toda la Universidad, y especialmente en la Preparatoria 7, con la atención a alumnos sordos; la Política Institucional de Inclusión; los programas de inclusión académica, que tienen que ver con cursos, talleres y conferencias para la sensibilización hacia la diversidad sexual”, aseguró.
Aunque fue el 19 de diciembre de 2018 cuando el Consejo General Universitario aprobó la Política Institucional de Inclusión, el PUI se creó en 2015. Sin embargo, vale recordar que la Universidad de Guadalajara ha sido desde siempre una institución orientada a la inclusión, sobre todo a partir de su reestructuración en red (1994), así lo registran sus documentos normativos e históricos.
Entre las acciones del PUI destacan la apertura del Centro de Servicios Especializados para la Discapacidad Visual: “Lectura para Todos”, de la Coordinación de Bibliotecas (Coordinación General Académica); la adecuación y creación de los materiales y herramientas tecnológicas para estudiantes con discapacidad visual y auditiva; adaptación de la infraestructura, entre otras medidas.
La Unidad de Inclusión, responsable de la implementación del Programa Universidad Incluyente, no solo promueve la igualdad para personas con discapacidad, sino también para quienes están en otras situaciones de vulnerabilidad, como los estudiantes de pueblos originarios; madres solteras y jefas de familia; personas con autismo y síndrome de Asperger; adultos mayores y miembros de la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti, Intersexual y Queer (LGBTTTIQ).
“No tendría que haber una Unidad de Inclusión si fuéramos una sociedad más respetuosa hacia las diferencias; los obstáculos los ponemos los demás y, por ello, tenemos que tener una cultura de la inclusión, es el reto, y en eso hemos estado trabajando”, aseguró Cárdenas Torres.
Tan sólo en el periodo de 2015 a 2018 el número de beneficiarios de los Programas de Estímulos Económicos a Estudiantes con Discapacidad e Indígenas, que busca favorecer sus condiciones de ingreso, permanencia y trayectoria académica, fue de cuatro mil 206, mientras que los recursos otorgados para accesibilidad universal (adecuaciones de infraestructura) en la Red Universitaria, en el mismo periodo, fue de 33 millones 331 mil pesos.
En estos últimos tres años, mil 125 académicos y administrativos asistieron a cursos y talleres sobre inclusión, equidad y derechos humanos; además, en 2018 se aplicaron exámenes de ingreso con ajustes razonables para 37 aspirantes con alguna discapacidad, 25 para nivel licenciatura y 12 para preparatoria.
La responsable de la Unidad de Inclusión ponderó, entre otras acciones, los cursos de sensibilización hacia la diversidad sexual que fueron impartidos a profesores, administrativos y alumnos; la elaboración de la propuesta de Protocolo de Actuación en Casos de Discriminación; el proceso de acompañamiento psicopedagógico de estudiantes con discapacidad, para asegurar su continuidad académica; y la creación del curso propedéutico para aspirantes al bachillerato con discapacidad auditiva, cuyo propósito es colocarlos en condiciones de equidad frente a sus compañeros.
Cárdenas Torres dijo que la Política Institucional del Inclusión, al ser un instrumento de observancia general para los universitarios, garantiza que el Programa Universidad Incluyente avance, durante el tiempo que sea necesario, para alcanzar la inclusión plena de la comunidad universitaria, sobre todo de quienes por razones económicas, discapacidad, salud, origen étnico, lengua o nacionalidad, género o preferencias sexuales, han sido especialmente vulnerados. Para ello se debe trabajar en todos los sectores que integran la comunidad universitaria.
“En toda la Universidad se tiene que trabajar, aunque hay casos extraordinarios que han impulsado muchas acciones e iniciativas. Es importante saber también que el desconocimiento trae falta de sensibilización y que debemos entender que la diversidad nos enriquece a todos”, concluyó Cárdenas Torres.
A t e n t a me n t e
“Piensa y Trabaja”
Guadalajara, Jalisco, 28 de marzo de 2019
Texto: Mariana González
Fotografía: Adriana González
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