Los animadores son eternos observadores del movimiento: Kevin Scott

Uno de los profesionales más prominentes en el campo de la animación y efectos visuales imparte Master Class en el FICG 34

Los animadores son como actores tímidos, cuyo trabajo implica en muchas ocasiones hacer tomas de sí mismos para saber cómo trasladarlas en imágenes en movimiento, afirmó Kevin Scott, durante la Master Class que impartió en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG 34), en la sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas.
 
Kevin Scott es uno de los nombres más prominentes en el ámbito de animación y efectos visuales. Recientemente fue el encargado de dar vida al hombre anfibio, el icónico personaje de la película de Guillermo del Toro,  "La forma del agua".
 
También ha trabajado en sagas de películas como “Transformers”, “Star Wars”, “Spider Man” y la serie de Amazon “American Gods”.
 
Señaló la necesidad del animador de “escuchar” al personaje, conocer cómo se debe de sentir y para expresarlo a través de la animación. Por ello muchas veces se tiene que recurrir al interior para darle las características que requiere al personaje.
 
Con ese objetivo,  hay animadores que toman clases de actuación para observarse a sí mismo y saber cómo se siente, por ejemplo, el hecho de estar amarrado a una silla y querer escapar.
 
Destacó que si a una persona le interesa el movimiento de las cosas y las personas; si es observador del lenguaje corporal, las posturas del cuerpo; cómo funcionan las máquinas, cómo se coordinan los engranajes, y le interesa expresar todo esto en imágenes, debería de ser animador.
 
Explicó que la toma a la que más tiempo ha dedicado le tomó diez meses de trabajo, en la película de “Spider Man III”. Se trata de un grano de arena que empieza a moverse y termina en el momento en que una creatura se va caminando. Para ésta hubo la necesidad de recurrir al trabajo de seis animadores.
 
Recomendó a los artistas que dedican tanto tiempo a una toma que reproduzcan las imágenes al derecho y al revés para cambiar la perspectiva y la parte del cerebro con que observan su trabajo, ya que uno de los peligros al dedicar mucho tiempo a una toma es que el animador puede perder la perspectiva para hacer bien su trabajo.
 
Destacó la importancia de los microdetalles. Por ejemplo al hablar, hay músculos que se mueven al mismo tiempo que otros, y todo eso hay que reflejarlo en las imágenes para que trasmitan emociones.
 
 
A t e n t a m e n t e
“Piensa y Trabaja”
Guadalajara, Jalisco, 11 de marzo de 2019

 
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Gustavo Alfonzo