Políticas públicas hacia los jóvenes desdeñan la naturaleza y diversidad de este sector de la población

Inauguran calendario escolar 2019-B en el CUCSH

Las políticas públicas enfocadas en la juventud no toman en cuenta la naturaleza y la diversidad de este sector poblacional, pues siguen estando basadas en el “adultocentrismo”, en el que sólo lo vale la experiencia de los adultos, afirmó este lunes el profesor del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), doctor Rogelio Marcial Vázquez.
 
Durante la conferencia inaugural del inicio del calendario escolar 2019-B, organizado por el Departamento de Estudios de la Comunicación Social dicho campus,  titulada “Diversidad juvenil y políticas de identidad. Tensiones entre el reconocimiento y la imposición”, el especialista afirmó que es común que las instituciones, al no entender la dinámica de los grupos juveniles, los marginen, los excluyan o los repriman.
 
“Cuando no están dentro de este parámetro que la sociedad y, sobre todo, el gobierno considera que debe de ser el joven, entonces vienen los problemas que pueden empezar por ignorarlos completamente o si son muy tercos, reprimirlos”, declaró.
 
Añadió que desde el poder adultocentrado, la sociedad, mediante las instituciones y los medios de comunicación, diseñan dispositivos de control como vigilancia, prohibiciones o castigos ante los conflictos y aspiraciones de los jóvenes.
 
De esta manera “se les impone una racionalidad que hace funcionar una serie de prácticas históricas para convertirlos en objetos medibles en aras de vigilarlos, controlarlos y manipularlos, sin reconocerlos como sujetos con capacidad de interlocución”, denunció.
 
Desde la mirada de los adultos la juventud es un pedazo de la población fácilmente manipulable, pero que es salvaje, bárbara, rebelde e inmadura, y a los que hay que encauzar mediante la disciplina, dijo.
 
Consideró que la mayoría de las políticas públicas en torno a la juventud son de carácter “decimonónico”, pues buscan “protegerlo y encaminarlo” a ser lo que los adultos consideran que es “un buen ciudadano” y procurarles un desarrollo adecuado.
 
Marcial Vázquez recordó que, a través del tiempo, los jóvenes no han sido considerados de la misma manera, pues antes persistía la creencia de que un chico de 21 años estaba listo para la vida adulta y hacerse cargo de sus responsabilidades; sin embargo, esta idea ha cambiado y el concepto de juventud se ha extendido hasta los 25 o 29 años.
 
“La etapa de la juventud se ha extendido desde abajo, porque consideramos que quienes tienen 12 años no son tan inocentes como a las edades de antes, porque las tecnologías los hacen saber más de lo que sucede a su alrededor, y se ha extendido también más alto, entre 25 y 29 años, según el país, porque tienen estudios suficientes para integrarse a la sociedad, pero no tienen trabajo para poder emanciparse”, describió el investigador.
 
Marcial Vázquez recalcó que como otros grupos sociales, los jóvenes esperan que sus derechos sean reconocidos, pero que este reconocimiento sea según su naturaleza y características.
 
“Entonces, la tensión se da ahí. Cuando yo exijo un derecho, espero que me reconozcan como soy realmente, pero esto choca con la manera en que se les reconoce desde afuera o de cómo el poder dice que soy yo o somos nosotros”, subrayó.
 
 
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 19 de agosto de 2019
 
Por: Mariana González
Fotografía: Abraham Aréchiga