“La cultura es el cisne del periodismo”: Yolanda Zamora
Cuando le anunciaron que este año recibirá el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, que la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara otorga desde 1992, Yolanda Zamora se quedó “sin palabras”. Algo difícil de imaginar para una de las voces más reconocidas de la radio mexicana, una gran conversadora que desde hace 50 años ha llevado al cuadrante jalisciense y nacional las reflexiones de grandes artistas, como Alicia Alonso, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Ravi Shankar, Joan Manuel Serrat, Elena Poniatowska, Victoria de los Ángeles, Isaac Hernández o Gilda Cruz-Romo, entre muchas otras personalidades de la cultura. El reconocimiento —concedido por un comité integrado por cinco personalidades homenajeadas en años anteriores— será entregado el 7 de diciembre de este 2025, en el Auditorio Juan Rulfo de la FIL.
“Se trata de una periodista con méritos innegables y con una importante trayectoria en el ámbito de la cultura. En sus cinco décadas de trabajo como comunicadora, Yolanda Zamora ha ejercido su oficio desde Guadalajara —más allá de la notoriedad que da la situación geográfica de la Ciudad de México—, y ha llevado a lectores, radioescuchas y televidentes de todo el país, con sus magníficas entrevistas, las voces y las visiones de muchas de las grandes figuras del arte, la literatura y el pensamiento, en programas emblemáticos como Panorama cultural, A las nueve con usted, Perfiles y, recientemente, La Passarola”, destacó el comité que le concedió el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2025.
Nacida en Mazatlán, Sinaloa (1949), Yolanda se dice “jalisciense, incluso jalisquilla”. Su casa es un museo vivo de la cultura: libros, instrumentos musicales y obras de arte saludan desde todos los rincones, mientras que los reconocimientos dan cuenta de su camino en el periodismo: Periodista del Año, la Pluma de Plata, el Premio Ixca Farías, El Despertador Americano, la Presea Ocelote, el Galardón Prensa América Internacional y el Homenaje del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión (por una vida entregada a la cultura), entre otros. Integrante de la mesa directiva del Seminario de Cultura Mexicana, es autora de los libros de entrevistas Daguerrotipos y A la fronda del recuerdo, la novela La última llovizna y los volúmenes de cuento Cada agosto la Pila Moderna, A la hora de las brujas, la luna y Desde lo alto, además del “Corrido de Pedro Páramo”, musicalizado por Pancho Madrigal.
Este 2025 cumples cincuenta años de trayectoria desde tu primer programa de radio. Tú que fuiste bailarina y gran lectora, ¿cómo fue el llamado del periodismo cultural?
Desde niña me gustaba contar cuentos, historias. En los recreos, en el colegio, yo hacía mis inventos y de pronto decía: ‘Es que mi familia viene huyendo y tenemos en el jardín, oculta, la corona’. Siempre me gustó la palabra, la oralidad. Ahora bien, cuando tomo la vocación tuve un anhelo muy grande. Tengo la fortuna de haber crecido en una familia que privilegió el arte. Mi padre tocaba el piano, la guitarra, el acordeón. Mi madre escribía, entraba bailando desde la cocina con la comida. Yo bailaba desde chiquita, con un tutú rojo que me hicieron en el kínder. Toda la vida crecí en medio de la expresión artística. Y fui muy feliz. Entonces, tuve este anhelo. Dije, si yo fui tan feliz con el arte y la cultura, la premisa para mi vocación va a ser ‘el arte y la cultura al alcance de todos’. Poco a poco esto se fue tejiendo con la realidad. Tuve sólo un momento de dilema, porque al mismo tiempo que estudiaba en la Univa bailaba en el Grupo de Bellas Artes de Jalisco. Tuve que decidir: sigues en la danza o sigues en la radio. A veces les digo a mis alumnos preparatorianos: la vocación tiene tres momentos para que ustedes elijan. Primero, qué te gusta hacer. Dos, qué haces bien. Y número 3: qué te dice tu realidad. Yo era buena para la palabra, habladorcilla, pero el arte y la cultura siempre siguieron conmigo. Entré a hacer mi servicio social a la XEJB y el director de prensa me pidió que hiciera el noticiario Panorama cultural, porque tuvo la intuición de que yo podría funcionar. Hacía Panorama cultural quince minutos tres veces al día. Ahí fue cuando decidí quedarme en la radio, que fue para mí un medio mágico, incomparable con otro.
Dices “poner el arte y la cultura al alcance de todas las personas”. ¿Cuál consideras que es la importancia del periodismo cultural para un país como el nuestro?
El periodismo cultural es una especialidad, como lo son el periodismo en economía, en política, en deporte. Pero lejos de ser el patito feo, siempre lo digo, es el cisne del periodismo. Es una especialidad que exige talento, inteligencia y sensibilidad. Esa sensibilidad que te pone en contacto con el pueblo y sus expresiones igual que puedes apreciar un Ballet Bolshói o un concierto clásico, todo aquello que se maneja dentro del rubro del arte, entendido como la recreación simbólica del mundo. ¿En dónde radica la maravilla del arte? El arte conmueve. ¿Y hacia dónde mueve? Hacia lo humano. Entonces cada obra que existe, cada obra que vemos, enriquece el panorama humano. El periodismo cultural requiere que quien lo ejerza tenga esa sensibilidad, ese gusto, esa práctica para entender que no es sólo qué, cómo, cuándo y dónde. Donde termina el qué-cómo-cuándo-dónde comienza el periodismo cultural, porque trabaja con lo trascendente. Antes que nada, el periodismo cultural es la capacidad de sentir el alma de tu pueblo, de tu comunidad, y compartirla como Prometeo, que se roba el fuego —pensemos que es el arte— y lo entrega a los seres humanos. El periodista cultural debe ser capaz de identificar ese fuego y pasarlo a la gente —radioescuchas, lectores, televidentes—, con el convencimiento de que cada persona encontrará su interpretación. El principio para el arte es libertad, para quien lo hace y para quien lo recibe.
¿Cómo ves el periodismo cultural contemporáneo desde las nuevas plataformas de comunicación, con muchas y muchos jóvenes que están imbuidos en la lectura y en la cultura, y que comunican ya no sólo en medios tradicionales?
Es innegable que el escenario cambió. Antes llegaba una corriendo a la sala de prensa por el escrito, el boletín, o corrías al teléfono y hasta le quitabas la bocina para poner caimanes y mandar tu nota. El escenario cambió, pero ofrece mil posibilidades de realización y creatividad. Admiro mucho la utilización de todo lo digital, que significa una enorme riqueza. En contraparte, tienes que pensar que ahora, con más exigencia, debes profesionalizar tu trabajo. Cualquiera puede mandar notas, y qué bueno que lo hagan y se multipliquen, pero es ahí donde vas a demostrar tu formación, tu compromiso, tu criterio. A las nueve con usted tuvo una sección que se llamó ‘La voz de los jóvenes’. Casi 25 jóvenes iban a la radio y hoy tienen programas en Jalisco o Colima. Eso me da gusto, pero el mérito no es mío. El contagio es del periodismo cultural, que se defiende solo y que irradia cuando lo haces con felicidad. Hay muchos periodistas culturales que están emergiendo hoy, como después de la lluvia las flores. Para ejercer el periodismo cultural se requiere ese amor a la cultura, esa necesidad de convertir tu nota en una pieza de arte con una idea creativa.
La entrevista es uno de los géneros que requieren esta visión. A las nueve con usted es un referente en comunicación de la cultura. Has diversificado tu trabajo periodístico en distintos formatos y medios, pero, ¿qué significó para ti A las nueve con usted?
La oportunidad extraordinaria de ser congruente con esa idea del arte y la cultura para todos. Fue el sitio perfecto para poder entregar y compartir cotidianamente durante 40 años. Hubo un movimiento y prácticamente todas las personas representantes de la cultura en nuestro medio pasaron por el programa, como colaboradores o como entrevistados. El programa no habría sido lo que fue sin un equipo de colaboradores que hizo suya mi propuesta y mi anhelo. De cada entrevistado puedo contar una historia. Recuerdo cuando, por ejemplo, me mandaron a cubrir el Premio Jalisco para Juan Rulfo. Llegué al Teatro Degollado y me dice don Tito, que hacía las escenografías: “No va a poderlo entrevistar, güerita, pero escóndase aquí detrás de las cortinas y cuando salga le pregunta”. Yo tenía una grabadora grandota cuadrada. Me senté, paciente, y pasó la ceremonia, la política. Pensé: “Si sale por aquí lo tengo que entrevistar”. Así que le salté detrás de la cortina, sorprendiéndolo, y le solté una ristra de preguntas. Él me contestaba con monosílabos y no duró ni un minuto la entrevista: los guaruras me hicieron a un lado. Yo agarré la grabadora pensando: “¡Traigo la voz de Rulfo!”. Mi notita, aunque breve, entró en red nacional por Notisistema. Ya por segunda vez pude entrevistar a Rulfo y habló como nunca. Pero ese es tema de otra charla.
Ganadores anteriores del Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez.
Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“1925-2025. Un Siglo de Pensar y Trabajar”
Guadalajara, Jalisco, 10 de julio de 2025
Texto: FIL
Fotografía: Cortesía FIL
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