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Cuando la electricidad “encendió” la Navidad

El 22 de diciembre de 1882, Edward H. Johnson “iluminó” eléctricamente el primer árbol de Navidad de la historia, aprovechó el ser vicepresidente de la empresa Edison Electric Light Company para crear 80 pequeños focos de color rojo, blanco y azul, mismos que encendió esa noche en su casa en Nueva York. Poco sabría que a partir de esa noche todo cambiaría en cuanto a decoración navideña en todo el mundo.
Esta noticia se difundió lentamente debido a que los periódicos más importantes de Nueva York consideraron que solamente era publicidad para la compañía de Thomas Alva Edison, así que decidieron no prestar atención a este singular evento, fueron otros medios de Estados Unidos los que permitieron que la noticia llegara todo el país.
A pesar de lo novedoso e increíble del invento de Johnson, su compañía no pensó en manufacturar miles de bombillas para que cada casa del país norteamericano fuera iluminada con estas pequeñas luces, además de que el costo para hacerlo sería demasiado costoso, por lo que solamente las familias más ricas de Estados Unidos podrían hacerlo, mientras que las demás seguirían igual que antes, iluminando su propio árbol con velas.
Después de Johnson, vienen dos personas importantes en el tema de que la iluminación mediante electricidad se hiciera popular en Estados Unidos, el primero es Albert Sadacca, quien después de ver un fuerte incendio provocado por velas que iluminaban un árbol navideño, se dispuso a crear con su familia las luces navideñas que conocemos en la actualidad, mismas que tardaron años en popularizarse, es hasta la década de 1940 cuando casi todas las casas de Estados Unidos adoptaron estas luces para iluminar su árbol.
Pero unos años antes de que esto ocurriera, el Presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, decidió que ya era momento de que el árbol de la Casa Blanca también fuera iluminado con luces eléctricas, así que el 24 de diciembre de 1924, se esperó a que oscureciera y apretando un botón, encendió las luces que iluminaron el árbol colocado en uno de los jardines de la Casa Blanca, momento en el que todos los curiosos presentes empezaron a cantar mientras veían sorprendidos este hecho.
Con este encendido multitudinario, más empresas o gobiernos empiezan a hacer los suyos, tratando de ser más grandes e icónicos, uno de ellos es el de la Plaza Rockefeller (1931), que incluso tiene transmisión de TV, con todo un espectáculo lleno de música, fuegos artificiales y mucha gente.
Pero a todo esto ¿por qué iluminamos el árbol de Navidad?
Existen muchas leyendas, pero la más contada es que las antiguas comunidades del norte de Europa creían que la Tierra y todos los astros pendían un árbol enorme, en el que sus raíces estaban el Helhaim -el reino de los muertos- mientras que en la copa estaba Asgard -la casa de los Dioses- y el Valhalla -donde vivía Odín-. Entonces, a principios de diciembre ellos tomaban un árbol seco y lo decoraban con lo que tenían a su alcance con motivo de natalicio del Dios del sol, Frey.
Siglos después, cuando los evangelistas llegaron a esas tierras, decidieron adoptar esta tradición, solo que ahora sería para celebrar el nacimiento de Jesucristo.
Incluso la leyenda cuenta que es gracias al principal evangelizador de Alemania, San Bonifacio, que se usan pinos porque ve en el un símbolo del amor eterno de su Dios, además de que la forma triangular de este árbol representa la Santísima Trinidad del cristianismo y catolicismo.
A diferencia de los nórdicos, se decora con manzanas (como la tentación de Adán) y velas (por la luz del mundo y la gracia divina). Es hasta el Siglo XVII que en Alemania se empiezan a agregar guirnaldas y esferas al árbol, para darle una mayor calidez.
Para terminar, recuerda que, si vas a tener un árbol de Navidad este año, lo mejor es tener un árbol natural en maceta, para que pueda seguir creciendo después de que acaben las fiestas y con ello contamines menos al Planeta.
Créditos:
Texto: Enrique Camarena
Fuentes: Library of Congress, Diario La Nación
Ilustración: Ana Patricia de León Torres