Falta de apoyos y violencia, afectan el crecimiento del turismo rural, advierte investigador

Entre las zonas más afectadas destacan Colima, Guanajuato y Michoacán, que han tenido históricamente una disminución en la afluencia de turistas, justamente por el miedo

La falta de políticas públicas, así como el clima de violencia que pervive en diversas partes del país, son factores que han impedido el crecimiento del turismo rural, que representa una alternativa económica para las comunidades y se basa en ofrecer a visitantes experiencias de vida cotidiana.

 

El Director del Centro de Investigaciones en Artes, Humanidades y Comunicación del Centro Universitario del Sur (CUSur) de la UdeG, doctor Jorge Martínez Ibarra, explicó que la violencia merma la asistencia turística a estas zonas y opta entonces por las grandes cadenas hoteleras o los grandes complejos, porque sienten que ahí están más seguros.

 

La delincuencia organizada ha copado muchos de estos espacios, puesto que de algún modo determina cómo funcionan o qué cosas se lleven a cabo o cuáles no. Es un factor que determina que también esto no se pueda tomar como una posibilidad económica”, abundó. 

 

Entre las zonas más afectadas destacan las que son cercanas al tránsito de drogas o que son frontera con Colima, Guanajuato y Michoacán, que han tenido históricamente una disminución en la afluencia de turistas, justamente por el miedo.

 

“Hace unos meses, un domingo en Mazamitla se suscitó un encuentro entre grupos armados y esto implicó que de ser un sitio sumamente visitado, ya tuviera avisos de que podía ser peligroso. Otro sitio es La Manzanilla de la Paz, donde hay gente que evita salir de noche, no quiere moverse más allá a sus actividades rutinarias y no quieren incorporar gente externa a los poblados por temor a que suceda algo”, apuntó.

 

Esto además afecta a los lugares que van empezando o que tratan de iniciar sus propios proyectos turísticos porque están más alejados de las cabeceras municipales, y la gente prefiere ir a lugares donde se siente segura. 

 

“Hay algunos sitios que ya se sabe que el crimen organizado está posicionado o que está circulando de manera constante por esos espacios, entonces, tampoco nos da mucha confianza como visitantes ir a esos lugares”, subrayó Martínez Ibarra.

 

Faltan apoyos 

Aunque existe población con preferencia por el turismo convencional, hay quienes se interesan por vivir estas experiencias rurales, pero el problema radica en que este tipo de proyectos, en su mayoría, están supeditados a apoyos institucionales.

 

El académico recordó que hay muchos proyectos nuevos que se están desarrollando en el país, en América Latina y Sudamérica, que tienen que ver con la integración de comunidades locales, campesinas e indígenas.

 

“En el sur del país, en la Península de Yucatán, hay un proyecto interesante que se llama ‘Alianza peninsular para el turismo comunitario’, que justamente lo que trata es de recuperar las experiencias que han tenido indígenas mayas como apicultores, ganaderos, pescadores, gente que trabaja en el campo y de estar vinculando a los turistas o a los visitantes con esta lógica de vida cotidiana”, apuntó.

 

Martínez Ibarra explicó que el problema es que estos programas están supeditados por lo general a las decisiones o a los apoyos institucionales o gubernamentales, lo que debilita la posibilidad de que muchos turistas que quieren vivir experiencias –que no sean masivas– se interesen en estos pequeños proyectos.

 

La gran diferencia con el turismo rural es que trata de dar experiencias auténticas, cotidianas, locales, y en los lugares donde se ha podido desarrollar les cuesta por la falta de apoyo, o de conocimiento de los turistas o visitantes, que no conocemos o no nos interesan estos proyectos porque pues son muy locales; no hay toda la infraestructura hotelera, gastronómica, de comunicaciones, de Internet o de acceso. Mucha gente no está dispuesta a vivir esto, y mucho menos a pagar, porque piensa que el turismo es todo lujo”, dijo. 

 

En lugares donde existen proyectos de turismo rural hay una economía diversificada, puesto que la gente que oferta estos servicios, vive ahí y esto representa un ingreso complementario, mientras desarrollan sus actividades productivas cotidianas.

 

Destacó que ya hay más apertura por vivir este tipo de turismo, por experimentar otras cosas. “Vas a algún país y ves las mismas tiendas, los mismos cafés, se globaliza demasiado, pero cuando conoces este tipo de proyectos te conectas con una realidad diferente, experimentas sentimientos, sensaciones. En el caso de nuestro país, quienes más están asumiendo el costo del turismo rural son los extranjeros”, expresó. 

 

En Jalisco hay experiencias muy interesantes, dijo, puesto que existen varios colectivos que se han estado posicionando, pero también es cierto que es incipiente la actividad debido a que no hay una política estatal que esté fortaleciendo el turismo rural.

 

“Más bien son emprendimientos pequeños, autogestivos, con organizaciones sociales; algunos que buscan ser apoyados por financieras internacionales, algunos apoyados por instituciones educativas, como la propia UdeG, pero todavía falta mucho camino por andar. Hay algunos proyectos que están tratando de desarrollarse en espacios ‘satélites’, digamos de pueblos mágicos como Tequila, Mazamitla y Tapalpa, que están supeditados a la posibilidad de que la gente que va a la cabecera municipal pueda llegar con ellos”, dijo.

 

Destacó que Jalisco tiene un alto potencial para desarrollar este turismo porque tiene lugares que no necesariamente son referentes turísticos, pero que sí son atractivos y poco conocidos, como los puentes colgantes y haciendas de San Gabriel.

 

“La gastronomía puede ser otro ejemplo; la venta de equipales en Zacoalco de Torres o la elaboración de artesanías en Gómez Farías; desgraciadamente. falta mucho apoyo para este tipo de iniciativas que son pequeñas, que no están vinculadas con grandes capitales. Es fundamental el apoyo y, por otro lado, falta la certeza de que no te va a pasar nada si visitas uno de esos lugares”, concluyó.

 

 

Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“1925-2025. Un Siglo de Pensar y Trabajar”
Guadalajara, Jalisco, 21 de abril de 2025

 

Texto: Laura Sepúlveda Velázquez
Fotografía: Abraham Aréchiga | Jorge Martínez | CUSur